jueves, 13 de mayo de 2010

LEYENDO A QUEVEDO...

Amor constante más allá de la muerte
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera:
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Este es el soneto de Quevedo y en el enlace tenéis la lectura que del texto han ido haciendo estudiosos de la poesía quevediana, y que ha recopilado el autor de este texto, Pablo Jauralde Pou. Os interesa acudir a esta lectura si tenéis dificultades en la comprensión de algunos versos, y para determinar los matices de contenido, teniendo en cuenta el tema amoroso.
Para muchos lectores (anónimos y no) este es el soneto amoroso más hermoso que se ha escrito en lengua castellana.
Definido así por O. Paz, "escrito desde y sobre la creencia en el alma separada del cuerpo y en su supervivencia". Lo considera exponente de la poesía erótica occidental dentro de las corrientes petrarquista y neoplatónica. En definitiva, "la eternidad del amor".
En el volumen III de Historia y Crítica de la Literatura Española, tenéis los comentarios de Lázaro Carreter, Blanco Aguinaga y Gonzalo Sobejano.

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